El problema sexual más común de los hombres es la eyaculación precoz y, a pesar de que afecta aproximadamente a un 30% de chicos, es el menos mencionado.
Consiste en la expulsión de semen incontroladamente antes de lo deseado, afectando al bienestar sexual y emocional de la persona que lo sufre. En verdad la eyaculación precoz no afecta gravemente a la salud de los chicos, pero resulta muy incómodo a la hora de tener relaciones.
Pero en ocasiones se os viene a la mente preguntas del tipo: ¿cómo sé que tengo eyaculación precoz? o ¿cuánto tiempo se tarda en eyacular para saber si es demasiado pronto?
El promedio que tarda un señorito en eyacular está entre 30 segundos y 7 minutos, claro que mirando eso todos tendrían eyaculación precoz así que los especialistas lo han definido como la falta de control sobre el impulso eyaculatorio que causa problemas emocionales tanto para el afectado como a la pareja.
Todos los hombres experimentan al menos una vez en su vida un episodio de eyaculación precoz, pero eso no significa que ocurra siempre ni que a partir de ese momento vaya a suceder habitualmente.
Existen dos fases de este trastorno:
Primaria
La fase primaria de la eyaculación precoz es la que se sufre desde la adolescencia. Si bien es normal que un adolescente eyacule antes de tiempo en sus primeras relaciones no lo es tanto si se mantiene esta rutina a lo largo de su vida. Esta fase la provoca una masturbación inadecuada por parte del adolescente al hacerlo a un ritmo frenético para alcanzar antes el clímax.
Secundaria
Los hombres que no tuvieron eyaculación precoz hasta un punto donde empezaron a notar el problema se encuentran en la fase secundaria. Se trata de la pérdida del control de la eyaculación relacionada con el estrés, problemas emocionales, inactividad sexual prolongada o incluso por ansiedad provocada por la pareja.
La eyaculación precoz en la mayoría de los hombres entre la adolescencia y los 45 años es de origen psicológico, pero también influyen ciertos factores físicos.
Factores psicológicos
Algunas enfermedades psiquiátricas o psicológicas pueden causar este trastorno tales como:
- Ansiedad: preocupación ante un encuentro sexual, miedo a que se repita una mala experiencia sexual o temor a decepcionar sexualmente a la pareja.
- Problemas emocionales: baja autoestima.
- Depresión: creer que nada funciona bien en tu vida.
- Estrés postraumático: nerviosismo provocado por una mala experiencia en nuestra vida.
- Trastorno bipolar: alternancia de episodios de depresión con fases de euforia.
Factores físicos
Los problemas de tipo físico que pueden causarla son:
- Infecciones: las infecciones de las vías urinarias o de la próstata son un factor de riesgo de este trastorno.
- Drogas: sustancias como la cocaína, la marihuana, la digoxina o los diuréticos se relacionan habitualmente con este problema.
- Trastornos hormonales: defectos en la tiroides y las glándulas suprarrenales.
- Trastornos nerológicos: neurosífilis, esclerosis medular y neuropatías.
Tranquilos chicos, todos estos factores se pueden tratan o bien por medio de psicólogos o a través de fármacos.
Una ayuda que resulta ser bastante eficaz son los llamados ‘anestésicos locales’: cremas o sprys que se aplican en el pene para ayudar a reducir la sensibilidad y aguantar más. Existen también preservativos retardantes para este fin que suelen ser los preferidos antes de probar las cremas.
Para prevenir este tipo de trastornos lo mejor es trabajar la confianza en uno mismo y la comunicación abierta y sincera con la pareja. Realizar cambios de ritmo en tus relaciones, practicar preliminares, hacer ejercicio regularmente para eliminar el estrés y la tensión acumulada. Evita los malos hábitos masturbatorios: no te obsesiones por eyacular lo antes posible, relájate y tómate tu tiempo. La masturbación puede ayudarte a prevenir la eyaculación precoz si estudias tu cuerpo y conoces tu punto de no retorno.
Por supuesto, ante cualquier problema de este tipo siempre debemos acudir al médico, él nos aconsejará lo que debemos hacer.
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